Un giro inesperado
Han transcurrido dos
largos años, muy cansados, ajetreados, y
sacudidores desde mi última entrada a mi
blog. Tiempo de mucho trabajo, de esfuerzo, pero al final, todo empieza a tomar
su cauce.
En estos dos años, la vida me ha dado sorpresas. Esos
momentos cumbre, en que valoras, analizas, estudias la situación, y de pronto,
la vida se extiende como tapete, y te la da opción de tejer tus propias
historias, tus sueños, tu destino.
Navegar sin brújula,
con la sensación de no encajar en ningún lado, y al mismo tiempo esforzándome
para ser “normal”, o por lo menos hacer
bien las cosas, me llevó a un punto de quiebre. Me he dedicado al arte toda mi
vida, ya sea creando, dando talleres o laborando en escuelas o proyectos.
Siempre dando lo mejor, pero a costa de mi salud mental, y emocional. Hasta que
ciertos sucesos, me obligaron a buscar ayuda. La parte espiritual me gusta
mucho y siempre recurro a ello, la meditación por ejemplo, o tomando cursos de
desarrollo espiritual. Pero esta vez, necesitaba algo más.
En agosto del año pasado (2016), recibí mi diagnóstico: autismo.
Y desde entonces, entendí todo. Mi vida se aclaró.
Gracias al apoyo de mi familia y amigos cercanos, y de mucha
gente que he ido conociendo en el camino, hoy me siento muy bien. Muy escuchada
y apoyada. Y quiero compartir mi historia, mi pensar, y mis reflexiones, porque
sé que hay mucha gente que sigue navegando esperando por una pista que los lleve a buen
rumbo.
Escribo por los niños, los que vienen detrás, pero a las vez
tan adelantados, que ha falta de diagnóstico, se les etiqueta de malcriados; o que por falta de
información y preparación para educar a esos niños, se les receta medicamentos,
a costa de la salud de sus pequeños cuerpos. Es común escuchar a maestras pedir
que se medique a un niño, porque “no hace caso”. La medicación en los niños es
algo muy serio y delicado, que en algunos casos aplica, y que compete solo a
los profesionales de la salud. Cada caso es único.
Nunca fui medicada, yo no tuve diagnóstico de niña. Mis
rarezas fueron justificadas por el hecho de nacer en familia de artistas.
El arte es mi conexión conmigo, y con el mundo.
Y esa es mi postura,
mi mensaje, mi razón para vivir. Promover el arte, en cualquiera de sus
manifestaciones, como herramienta para desarrollo del individuo. Arte para ser,
y hacer.
Y seguiré compartiendo.
Alma Guerrero.Marzo.2017